“El calor no siempre se ve, pero siempre se siente. Especialmente en quienes menos lo pueden expresar.”
Durante el verano, el riesgo de golpe de calor se convierte en una amenaza silenciosa para muchas personas mayores. Aunque el sol brilla para todos, su impacto no es igual en cada cuerpo. Con el paso de los años, el organismo pierde capacidad para regular la temperatura, y muchas veces, el calor puede dañar antes de que alguien se dé cuenta.
Esta guía está creada desde la sensibilidad y experiencia de CUIDAMA, como un acompañamiento reflexivo y práctico para cuidadores, familiares y profesionales de la salud. Porque cuidar es más que asistir: es anticiparse, comprender y proteger.
«En los mayores, el calor no siempre sube la temperatura: a veces baja la energía, la atención
y las ganas de seguir.»
¿Por qué el golpe de calor es más peligroso en adultos mayores?
El golpe de calor ocurre cuando el cuerpo no puede enfriarse lo suficiente para mantener su temperatura interna estable. En adultos mayores, esto se agrava por varios factores fisiológicos:
Menor sensación de sed.
Problemas en la sudoración.
Medicamentos que alteran la termorregulación.
Enfermedades crónicas o problemas de movilidad.
Además, muchas personas mayores no expresan claramente que tienen calor o que se sienten mal, lo que retrasa la atención. Por eso es vital observar, prevenir y actuar a tiempo.
Señales de alerta de golpe de calor en adultos mayores:
No todos los síntomas son obvios. Aquí te dejamos una lista que todo cuidador debe memorizar:
Sudoración excesiva al inicio, seguida de piel seca.
Mareos, confusión o somnolencia.
Respiración rápida o pulso acelerado.
Dolor de cabeza o náuseas.
Pérdida de conciencia o desmayo.
En caso de sospecha, actúa rápido: trasládalo a un lugar fresco, hidrátalo, aplica paños húmedos y busca atención médica. No esperes a que los síntomas empeoren.
«El cuerpo habla incluso cuando la persona no puede hacerlo. Aprender a escuchar sus señales salva vidas.»
Guía práctica para la prevención de golpes de calor en adultos mayores:
La prevención empieza antes de que el calor se sienta. Aquí compartimos una guía dividida en áreas clave:
Hidratación consciente: más allá del vaso de agua.
Ofrece agua de forma frecuente, incluso si no la piden.
Alterna con infusiones frías, caldos fríos o frutas con alto contenido de agua (sandía, melón, pepino).
Evita bebidas azucaradas, café o alcohol.
Usa recordatorios o rutinas para promover el hábito.
Tip CUIDAMA: Coloca jarras con agua fresca en todos los espacios de la casa visibles para la persona mayor.
Ropa, entorno y horarios: aliados invisibles contra el calor.
Viste a la persona con ropa ligera, transpirable, de algodón y colores claros.
Mantén persianas y cortinas térmicas cerradas en las horas más calurosas.
Ventila bien la habitación temprano por la mañana y en la noche.
Evita salir entre las 11:00 y las 17:00. Si es necesario, usar sombrero, lentes y protector solar.
Tip CUIDAMA: Si no hay aire acondicionado, usa ventiladores con recipientes de agua helada cerca para refrescar el aire.
Medicación, emociones y observación continua:
Revisa con el médico si hay medicamentos fotosensibles o que aumenten el riesgo de deshidratación.
Acompaña emocionalmente. El calor también afecta el estado de ánimo y puede generar irritabilidad o angustia.
Observa signos sutiles de malestar: pérdida de apetito, cambios en la atención o apatía.
«Cuidar en verano es también mirar con otros ojos: los ojos de quien siente antes de que se note.»
Cuando la prevención es amor en forma de cuidado diario.
En CUIDAMA, sabemos que el calor es una realidad externa, pero su impacto es profundamente interno. La prevención no es solo técnica: es afectiva, es presencia, es compromiso.
Un ventilador encendido, una botella fría cerca, una llamada a tiempo… pueden ser actos de amor más poderosos que muchas palabras.
Preguntas frecuentes:
¿A partir de qué temperatura se considera riesgo para personas mayores?
A partir de los 30°C sostenidos, ya se considera riesgo. Con humedad alta, el riesgo comienza antes. Lo más importante es el entorno y el tiempo de exposición.
¿El golpe de calor puede aparecer sin sudoración?
Sí. En adultos mayores, muchas veces la piel se seca incluso ante el golpe de calor, lo que puede ser confuso. Por eso, la observación es clave.
¿Qué papel tiene la salud emocional en la prevención?
Fundamental. La apatía, el desgano o la depresión hacen que la persona no se cuide. Estar atento a su ánimo es también prevenir riesgos físicos.
¿Cuál es la mejor bebida para prevenir el golpe de calor?
Agua natural, infusiones frías suaves (como manzanilla), jugos naturales diluidos. Evitar bebidas gaseosas o energéticas.
¿Qué hacer si un adulto mayor no quiere beber agua?
Ofrecerle frutas, gelatinas, caldos fríos. También puedes presentar el agua en vasos pequeños o con pajilla. A veces no es sed: es desmotivación.
¿Cómo actuar si sospecho un golpe de calor?
Retira el exceso de ropa, llévalo a un lugar fresco, aplícale compresas frías, hidrátalo poco a poco y llama a emergencias si hay pérdida de conciencia o confusión severa.
La prevención de golpes de calor en adultos mayores es un acto de responsabilidad, empatía y amor. No se trata solo de combatir el calor, sino de anticiparse a su efecto emocional y físico.
En CUIDAMA acompañamos a las familias a cuidar con presencia, conocimiento y ternura. Porque el cuidado en verano no solo refresca: también abraza.
Un ventilador encendido, una botella fría cerca, una llamada a tiempo… pueden ser actos de amor más poderosos que muchas palabras.