“Cuando el agua no entra, entra la preocupación.”
Los días se hacen más largos y calurosos en Valencia, y lo que más necesita el cuerpo —agua— a veces es lo que más se rechaza, especialmente en adultos mayores. Como cuidadores, familiares o profesionales, es natural sentirse alarmados cuando vemos que no beben lo suficiente. Pero detrás del “no quiero” muchas veces no hay sed… sino emociones no atendidas.
¿Qué podemos hacer cuando el simple gesto de beber agua se convierte en una batalla diaria?
La respuesta no siempre está en insistir. A veces, está en entender.
«Hidratar es cuidar… pero también escuchar.«
El desafío silencioso de la deshidratación en mayores:
En España, especialmente durante las olas de calor como las que se avecinan en Valencia, la deshidratación en personas mayores es una de las causas más comunes de ingreso hospitalario. Y sin embargo, muchas veces pasa desapercibida en casa.
No se trata solo de beber agua. Se trata de generar el deseo de hacerlo. Porque cuando una persona mayor rechaza el agua, muchas veces está expresando algo más profundo: desmotivación, aburrimiento, cambios en la percepción del sabor, o incluso una protesta silenciosa por sentirse poco escuchado.
“No tengo sed”: ¿Rechazo físico o emocional?
Escuchar a un abuelo decir “no tengo sed” durante una jornada de 35 grados puede resultar desesperante. Pero hay razones detrás de esa frase:
El sentido de la sed disminuye con la edad.
El agua puede resultarles insípida o poco atractiva.
Problemas para tragar (disfagia) generan miedo o incomodidad.
Depresión o desmotivación, muy frecuente en personas que se sienten solas.
La rutina puede volver todo monótono, incluso el acto de beber.
Por eso, el problema no se soluciona con “tienes que beber agua”. Se acompaña desde la consciencia y la empatía.
«El cuerpo pide agua, pero el alma pide presencia.»
7 estrategias conscientes para hidratar sin forzar:
Aquí te dejamos formas creativas, realistas y efectivas para mantener la hidratación de un adulto mayor que rechaza el agua:
1. Ofrece alimentos ricos en agua
Frutas como sandía, melón, fresas o naranjas tienen hasta un 90% de agua. Son refrescantes, dulces y fáciles de digerir.
2. Caldos fríos o sopas suaves
Un consomé templado, una crema ligera o un caldo vegetal frío pueden ser una excelente fuente de hidratación. Puedes adaptarlos a sus preferencias y consistencia.
3. Gelatinas caseras y naturales
Ideales para personas con dificultades al tragar. Puedes hacerlas con zumo natural, infusiones suaves y un toque de miel.
4. Bebidas que le resulten atractivas
Un poco de agua con limón y menta, infusión de manzanilla fresca o incluso bebidas isotónicas naturales. No todo tiene que ser agua pura.
5. Vasos pequeños, sorbos frecuentes
Muchas personas mayores se sienten abrumadas al ver un vaso grande. Cambiar a vasos pequeños o usar pajillas (cañas) puede hacer la diferencia.
6. Establece una rutina amorosa
Involucra horarios suaves y momentos cálidos: “ahora tomamos un sorbito, como si brindáramos por la vida”. Hazlo un ritual, no una obligación.
7. Escucha sus emociones
A veces no es sed: es tristeza. Sentarse a conversar, mirar fotos o simplemente estar presente puede abrir espacio a que la persona se anime a cuidarse un poco más.
«Cuidar es un arte… y tú lo estás haciendo muy bien.»
El verdadero acto de cuidar.
En CUIDAMA sabemos que cuidar no es solo cumplir con lo físico, sino también atender lo emocional. Y eso aplica incluso para algo tan cotidiano como beber agua.
Si estás en Valencia o cualquier lugar de España, y enfrentas estos calores con un ser querido mayor a tu lado, recuerda esto: no estás solo. Hay caminos para hacer que la hidratación sea algo deseado, no impuesto.
Hidratar también es acompañar con sentido.
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