A veces, cuando te preguntan cómo estás, respondes sin pensar: “Bien”.
Pero detrás de esa palabra, hay muchas otras que no se dicen.
Porque cuidar no es solo asistir físicamente.
Cuidar también es sostener —a veces en silencio— el miedo, el agotamiento, la rabia o la culpa.
Y todo eso pesa.
Pesa en la espalda, en el ánimo, en el pecho… incluso en la manera en la que te miras al espejo.
Quien cuida no siempre tiene tiempo (ni permiso) para sentirse mal.
Pero, ¿qué pasa cuando ese malestar no se nombra?
Se acumula.
Y lo invisible también enferma.
LA EMOCIÓN QUE NO SE MIRA, SE REPITE
En CUIDAMA trabajamos con familias y cuidadores todos los días.
Y hay una frase que se repite con demasiada frecuencia:
“Estoy bien. Todo bien. Lo importante es que él/ella esté bien.”
Pero cuando abrimos espacio para escuchar…
Surge una marea silenciosa de emociones postergadas:
Culpa: por no llegar a todo, por tener pensamientos de cansancio o hartazgo.
Rabia: contra el sistema, contra el destino, incluso contra la persona cuidada (aunque se ame profundamente).
Alegría contenida: por momentos de ternura, de conexión, que a veces también duelen porque son escasos.
Miedo: al futuro, a las recaídas, a no saber qué pasará mañana.
Impotencia: por no tener respuestas, tiempo, o herramientas.
Alivio (silenciado): cuando el cuidado termina, y con él aparece una mezcla de tristeza y descanso que da vergüenza sentir.
CHECKLIST EMOCIONAL DEL CUIDADOR: ¿CUÁL ES LA TUYA HOY?
Haz una pausa.
Respira hondo.
Y responde con sinceridad (aunque sea solo para ti):
☐ ¿He sentido culpa últimamente, incluso sin razón clara?
☐ ¿Me he sorprendido deseando un descanso, aunque sea un solo día?
☐ ¿Siento que nadie comprende lo que de verdad vivo?
☐ ¿He llorado sin saber por qué… o me he aguantado las lágrimas?
☐ ¿Me da miedo mostrar que estoy agotado?
☐ ¿Siento que todo depende de mí y que si caigo, todo se derrumba?
☐ ¿He sentido gratitud y amor… mezclado con tristeza?
☐ ¿Echo de menos a la persona que cuidaba, incluso cuando aún está aquí?
VALIDAR TAMBIÉN ES CUIDAR...
Las emociones no son debilidades.
Son señales.
Y tú, que cuidas cada día, también mereces cuidado.
No eres menos fuerte por sentir.
No eres peor cuidador por cansarte.
No eres egoísta si, alguna vez, solo quieres silencio.
Reconocer lo que sientes no te resta…
Te alivia.
Te devuelve humanidad.
Y te conecta con otros que, como tú, también están sosteniendo más de lo que dicen.
EN CUIDAMA, TE ACOMPAÑAMOS (TAMBIÉN A TI)
Sabemos que el camino del cuidado no solo se transita con responsabilidad.
También con emociones profundas, dudas, heridas y amor en capas.
Por eso, en CUIDAMA no solo acompañamos a quienes necesitan ayuda…
También acompañamos a quienes ayudan.
🟣 Te ofrecemos contenido emocional para entender lo que sientes.
🟣 Espacios para que sepas que no estás solo.
🟣 Herramientas para cuidar… sin perderte a ti en el camino.
“Haz esta pausa y valida lo que sientes.”
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Cada semana, compartimos reflexiones, herramientas y palabras que alivian.
Para que el cuidado no sea una carga… sino una experiencia más humana.
